En aquellos años lo que está permitido socialmente es la música de baile, ya sea para las grandes reuniones de sociedad, reuniones íntimas o al aire libre, la que estará dominada todavía por el vals. Esta forma musical, llegada a México desde Viena, sufrió algunas transformaciones. Ya en el siglo XX, llega una modalidad de vals lento, conocida como “vals Boston”, con una rítmica peculiar y cuyo estilo será seguido por varios compositores mexicanos. El vals “mexicano” pronto toma características expresivas y estilísticas propias, como por ejemplo en “Sobre las olas” y “Alejandra”, por citar algunos. Otros géneros de música bailable lo constituyen la “danza”, la “polka” en compás binario; el pasodoble, de origen español. Estos últimos, en especial tendrán arraigo en las clases populares, y de cuyos elementos tomará forma la música popular mexicana durante el siglo XX.
Los compositores mexicanos que destacan en este momento son: Felipe Villanueva, Juventino Rosas, Ernesto Elorduy, Gustavo E. Campa y Ricardo Castro, entre otros. Estos últimos con influencias del impresionismo musical, escribieron también música de concierto. La segunda de las rupturas en el ambiente cultural de la época se dio entre algunos de éstos músicos, lidereados por Campa y Castro, y sus antiguos maestros del Conservatorio de Música, ya que al no tener aceptación por diferencias ideológicas entre éstos últimos se vieron obligados a formar una institución independiente, en donde pudieran enseñar, integrar una orquesta sinfónica y ejecutar sus creaciones.
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